Plaza Caracol
¡Repensar México!
Helí Herrera
Helí Herrera Hernández.
Suena bien y con la tragedia mejor. Si antes de los terremotos Movimiento Ciudadano planteaba cero pesos a los partidos políticos la proclama no tenía eco, la acusaban de electorera, pero después de la desdicha y con la exigencia de la sociedad de reducirles las prerrogativas o desaparecerla, el concepto se ha convertido en una trending tropic que ha obligado a los actores de la democracia nacional a expeler una serie de propuestas que van desde la que ha planteado el instituto político naranja hasta la de Morena, de formar fideicomisos con el 50 por ciento de los dineros públicos, pero no de la totalidad.
Desde mi óptica tal tema merece un análisis profundo, reflexivo, sin prisas, por las consecuencias que desencadenará en la nación si de manera populista lo hacen. Estoy de acuerdo en reducirles al máximo a los partidos políticos los dineros públicos que reciben, pero asomo una inquietud extrema en solo pensar que éstos no reciban un solo peso y sigan haciendo las campañas como hasta hoy se hacen, donde al debate se le sustituye con tinacos, a la propuesta con despensas y al candidato con dinero en efectivo el día de la elección con la compra de votos.
¿Si los partidos no reciben recursos económicos de donde saldrán todos esos miles de millones de pesos que los partidos grandes gastan a manos llenas, y que las autoridades electorales se los permiten? No hay duda ni discusión honrada en deducir los mecenas que surgirán, porque la sociedad agraviada logro colocar la democracia en el mercado y, como cualquier mercancía, la podrán comprar tanto buenos como malos, con la consabida consecuencia de que los beneficiados con sus dineros tendrán que obedecer las órdenes que les dicten sean, insisto, legales o ilegales.
Seamos serios: ¿Quiénes son los que podrán comprar a los partidos políticos con sus millones? ¿Los empresarios o los obreros que apenas si les alcanza para comer? ¿La iglesia católica o sus fieles? ¿La delincuencia o los agraviados por ésta?
Si de lo que se trata es de acabar con el dispendio de los partidos políticos vayamos al fondo del problema que es, las insultantes cantidades multimillonarios que éstos gastan porque las autoridades electorales se los permiten. Allí está la reciente elección del Estado de México donde fueron ríos de dinero que el candidato del PRI, primo del presidente Peña, rego para comprar el voto. Allí están
las elecciones que usted quiera donde la sombrilla, el cemento, las despensas, los tortilleros, baberos, rifas de electrodomésticos y dinero en efectivo son el sello, el timbre del sistema electoral nacional.
¡Cambiemos las reglas electorales! Que desde esta elección que culminará el primero de julio de 2018 no se permita a ningún partido político regalar nada, porque es cruel ver al candidato o candidata con una sonrisa en los espectaculares, mientras los transeúntes llevan amargura porque no tienen empleo, no tienen dinero para el médico o las medicinas, no tienen a sus hijos en la escuela o no tienen ni siquiera para comer.
Debemos exigirles a los partidos políticos que sus diputados y senadores legislen por cambiar la superestructura jurídica electoral y desarraiguen de los mexicanos la cultura del tinaco y la despensa, e instauren un nuevo modelo político-electoral donde sea el debate en los medios de comunicación lo que haga reflexionar el voto a los compatriotas.
Ni una lona más, ni un espectacular más, ni una despensa más, ni un bulto de cemento más, ni un tríptico más, ni un peso más para comprar votos, sino la nueva cultura de hacer campañas en los medios con las propuestas de cada uno de ellos(dentro de los tiempos que El Estado tiene derecho en los medios de comunicación), para que sea la conciencia y no el hambre la que haga elegir al ciudadano.
Lo urgente es construir este escenario que evitará, ahora sí, que los dineros públicos vayan al despilfarro, y los reorienten a la salud, a la vivienda, a la creación de empleos, a la reconstrucción nacional con el propósito de generar felicidad. No hacerlo colocara a todos los partidos políticos en la antesala de la venta de su franquicia con los adinerados de este país, que han hecho dinero gracias a las ocultas aportaciones económicas que les hacen a los candidatos de los partidos burgueses de México.
Ni modo que los hombres de mezclilla vayan a desbancar a los de casimir, cuando la democracia está a la venta en el mercado.
En próximas entregas tocaremos otro tema político fundamental al que la vox populi, influenciada mediáticamente, exige como método de ahorro y es el relacionado con la exigencia de desaparecer los diputados plurinominales, cuando que éstos en la historia legislativa han demostrado ser los más productivos.
¡¡Habrá tiempo!!