Nada Personal

Javier Duarte de Ochoa en la cárcel

J.M. Pasado



Ni modo de regatearle un punto a Peña Nieto.
Desaliñado, sin baño ni rasurada recientes, lejos de su atildada imagen de rostro maquillado, uñas manicuradas, trajes finísimos a los que nos había acostumbrado, el espécimen más notable de los políticos mexicanos por la variedad y densidad de los cargos que se le hacen --saqueo de fondos públicos, abandono de sus tareas fundamentales como gobernador de Veracruz, vinculaciones con el crimen organizado, asesinato de periodistas, corrupción generalizada en su administración-- Javier Duarte de Ochoa, cordobés de 44 años, fue aprehendido después de seis meses de haber sido emitida una orden de aprehensión en su contra, cuando se suponía protegido por los poderosos beneficiarios de su conducta y a un mes y tres semanas de las elecciones municipales de Veracruz, el estado que gobernó con el apoyo de su antecesor Fidel Herrera Beltrán y que ahora gobierna un panista de extracción priista, Miguel Ángel Yunes Linares.

Su destino fue sellado desde hace varios años por la Auditoría Superior de la Federación, a cargo del CPC Juan Manuel Portal Martínez, que descubrió y denunció los primeros signos del mal manejo del presupuesto que Duarte recibía y no aplicaba correctamente, sino que lo succionaba en su beneficio personal.

Cada día se descubrían nuevos y mayores excesos. Yunes lo uso en su campaña electoral, con la promesa de encarcelarlo. Este no fue, sin embargo, el único factor de su caída. La derrota del PRI en las elecciones del 5 de junio del 2016 fue financiada en parte por Duarte, que impulsó a los candidatos de Morena para quitarle votos al PAN, pero más votos le quitó al PRI con la torpe operación política encargada a su querido Alberto Silva Ramos, que también tiene su historia en
este drama.

Llama la atención que en el episodio de anoche nada se diga de la señora Karime Macías de Duarte, esposa del ex Gobernador, y de quien se sabía lo acompañaba en su fuga. Karime, sus padres, hermanos y primos han sido involucrados en los desfalcos de Duarte. A la First Lady de Veracruz se le atribuye ser el cerebrito detrás de las malas acciones de su marido. A tal grado, que se especuló que Duarte estaría dispuesto a entregarse a cambio de impunidad para Karime y sus padres.

La presión por las acusaciones contra Duarte, y su aparente impunidad, resultaron ya insoportables para el Gobierno de la República, comenzando por el presidente Enrique Peña Nieto.

La sociedad entera, maestros, pensionados, universitarios, empresarios y periodistas, exigían su detención y enjuiciamiento, pero, sobre todo, la devolución de lo hurtado y el castigo para los autores materiales de crímenes y robos.

Finalmente, la exigencia internacional para frenar la corrupción, tuvo su efecto con la detención Florencia del ex gobernador de Tamaulipas, Tomás Yárrington, que será juzgado en los Estados Unidos, como ya también está pasando con los capos de la droga y como pasó para avanzar en el proceso democrático electoral, para empezar, con el endurecimiento de los organismos financieros multinacionales, reacios a dar el mismo trato que a los demás en un estado cuestionado por su legitimidad de origen.

A Yárrington y Duarte deben seguir Roberto Borge, César Duarte Jáquez, Rodrigo Medina, Fidel Herrera Beltrán, Guillermo Padrés, Luis Armando Reynoso Femat y otros deleznables ciudadanos.

Ni modo de regatearle un punto a Peña Nieto.