Es como predicar en el desierto. Si por algo se ha caracterizado el gobierno panista de Veracruz es por esmerarse, desde el primer minuto en que arribaron al poder, en hacer trizas la unidad de los veracruzanos. Porque sí la había, y era en torno al gobernador Miguel �ngel Yunes Linares; esa sólida unidad la fraguó y la concretó el gobierno de Fidel Herrera Beltrán y luego el de Javier Duarte de Ochoa, considerado este último como el gran constructor del triunfo de Yunes Linares… De que había unidad, la había. Miguel �ngel Yunes Linares ha sido de los pocos gobernantes que llegaron al poder legitimado por una elevada votación en su favor y con una enorme expectativa de ser el depositario de la confianza en el cambio.
A lo largo de su campaña político electoral, aunque jamás se acercó a los medios de comunicación recibió el apoyo franco y directo de casi todos: las circunstancias le favorecían, sus antecedentes como político obsesionado por el orden, como enemigo acérrimo de la improvisación, porque cuando fue Secretario General de Gobierno se rodeó de expertos en cada una de las áreas que manejó; político al que no le tiembla la mano para enjuiciar a quienes se hacen merecedores de la aplicación de la justicia y, en fin, un profesional de la política en el que todos los sectores políticos y sociales depositaron su esperanza para que fuera el salvador de un Veracruz secuestrado por bandas delincuenciales, en quiebra financiera, con una administración endeudada y con sed de justicia.
Pero, ¿qué pasó?: el gobernante llegó rodeado de un grupo de colaboradores, jóvenes improvisados a quienes habilitó como funcionarios, sin un ápice de experiencia dentro de la función pública, que se dedicaron a agredir a los trabajadores al servicio del estado, emprendieron una cacería en contra de todos los que resultaran sospechosos de haber colaborado con Fidel o con Javier, corrieron injustamente a muchos trabajadores necesitados de su ingreso para sostener a sus familias y se echaron de enemigos a miles que votaron por el cambio yunista.
Se apoderaron del Congreso Local y ahí han cometido los más alarmantes abusos con la complicidad de perredistas corruptos y de panistas jóvenes con ambiciones de riqueza, dando al traste con lo que fue un poder, aunque sea bien simulado por las anteriores administraciones, pero que respetaron los acuerdos políticos y las leyes; expidieron un decreto para no pagar la deuda INSTITUTIONAL de sus antecesores y provocaron el cierre de muchas empresas con el correspondiente desempleo; su promesa de acabar con la delincuencia no se cumplió, al contrario, los secuestros, las ejecuciones, los robos y las agresiones de los delincuentes en contra de la ciudadanía aumentan ante el pánico ciudadano.
Los rateros de las pasadas administraciones gozan de impunidad. El Gordo Duarte fue atrapado y protegido por el gobierno federal, poniéndolo lejos del alcance de Miguel �ngel Yunes, junto con la familia Duarte-Macías; el gobernador Yunes se ha dedicado a perseguir a todos los que considera enemigos políticos, sobre todo a los priistas y a los morenistas, porque representan un posible descalabro a sus intenciones de heredar el cargo a uno de sus hijos; a través de sus colaboradores, como el señor Moreno Chazzarini, ofende y calumnia a la clase política veracruzana y, en fin, en nueve meses la gente ya extraña a los priistas en el gobierno y no ve la hora de que esto termine para que venga otro cambio.
¿No se habrá dado cuenta el señor gobernador de esta realidad, de veras pensará que su odio a los medios de comunicación es sano para su imagen, para su gobierno y para su proyecto político; a qué unidad llama el gobernador Yunes Linares, a la que ya logró en su contra y que ahora demanda en la Fepade una investigación en su contra por haber tratado de lucrar con la tragedia de los damnificados por el terremoto?
En este Veracruz kafkiano todo es posible, un gobernante represor, una sociedad que ya no soporta su trágica realidad resultado de un gobierno fallido y ahora un tirano que llama a la unidad… No, pos sí.

Todos piden que la Fepade intervenga

La unidad de la que hablamos en el bloque anterior se hizo posible al interior del PRI: ayer por la mañana, los senadores priistas exigieron a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) indagar al Gobernador de Veracruz, Miguel �ngel Yunes, luego que funcionarios estatales entregaron apoyos con signos partidistas a damnificados por el sismo y el huracán Katia.
Una vez iniciado oficialmente el proceso electoral del 2018, los priistas Héctor Yunes Landa y José Francisco Yunes Zorrilla acusaron que la asociación civil “Yúnete� entregó apoyos en Minatitlán y Coatzacoalcos dos días después del sismo de una magnitud de 8.2 grados, que promovían la imagen del Gobernador panista.
A través de un punto de acuerdo, señalaron que en el reparto de apoyos participaron Rafael Abreu Ponce, director de la Comisión del Agua del Estado de Veracruz (CAEV) en el Municipio de Coatzacoalcos; Ricardo Cabrera Pérez, delegado de la Dirección General de Patrimonio del Estado, región Xalapa, y Mauro Sánchez Pola, Rector de la Universidad Tecnológica del Sureste en Nanchital.
“Los funcionarios del Gobierno de Veracruz entregaron despensas a las personas que resultaron damnificadas en Veracruz, en bolsas donde se podía leer la leyenda ‘Yúnete AC’, y se podían observar los colores y una tipografía muy similar a la que usó Miguel �ngel Yunes Linares cuando fue candidato a Gobernador, en una franca alusión a su persona�, acusaron los priistas.
“El próximo año habrá elecciones en el Estado de Veracruz, entre las cuales se contenderá para Gobernador del Estado, y es público el interés del Presidente Municipal de Boca del Río, Miguel �ngel Yunes Márquez, hijo del actual Gobernador del Estado, por participar como candidato�.
Los priistas demandaron al Instituto Nacional Electoral