Plaza Caracol

Desfasamiento en los partidos políticos

Helí Herrera



Por Helí Herrera Hernández
Lo que está ocurriendo en la vida de los partidos políticos nacionales en México no es cosa menor. Lleva tiempo que las dirigencias vienen rompiendo las cadenas de discusión y reflexión con las bases y empezamos a notar como éstas empiezan a cuestionar públicamente a los líderes en varias de sus posiciones, como es el caso de las políticas de alianzas que están planteando la mayoría, así como los que se oponen a éstas.
Lo explico; Los dirigentes nacionales del partido (de) Acción Nacional y de la Revolución Democrática han declarado a todos los medios de comunicación y a la opinión pública, la creación de un frente amplio opositor o frente amplio democrático (ni siquiera en el nombre se han puesto de acuerdo), para las elecciones presidenciales de 2018, sin que esta convocatoria tenga el respaldo de las bases de estos institutos políticos que ya empiezan no solo a ser cuestionados, sino a crear posibilidades de deserción de llegarse a dar.
Tanto en el partido blanquiazul como en el PRD sus militancias protestan contra sus dirigencias nacionales por no llevar a las bases la discusión de este frente, acusándolos de representar solo sus intereses personales, tribales o de grupo, trascendiendo la amenaza de abandonar sus partidos y buscar otras opciones porque por fin han comprendido cual abismales son los objetivos que persiguen cada uno de ellos.
La amenaza de desintegración va en serio. Se ha roto el tejido político por las circunstancias que vive el país y alcanzaron no solo a la estructura del gobierno para con la sociedad,
sino también a los partidos políticos para con su militancia que no admite más de lo mismo y buscan, en efecto, sacar al PRI de los pinos, pero también a todos aquéllos institutos políticos que abracen, defiendan e impulsen el modelo económico neoliberal causante de la tragedia nacional que vivimos, razón por la que no admiten que vayan juntos el agua con el aceite y advierten no estar dispuestos a tolerarla.
En el mismo PRI ha surgido ya una corriente crítica no tan parecida a la de 1988, pero crítica al fin, que exige democracia interna y cambio de rumbo económico, lo que alienta a todos los que vemos en la próxima elección federal la oportunidad de derrotar a los partidos políticos que han traicionado al pueblo de México, a través de una verdadera opción progresista y nacionalista que rescate la seguridad, el empleo, el crecimiento económico, la salud, la educación: el bienestar familiar, en pocas palabras.
Estamos a un año de esta posibilidad (domingo uno de Julio de 2018), pero en el trayecto seremos testigos de una reingeniería que sepultará líderes partidistas y afianzara una corriente política-social que triunfará en la medida que haga sinergia con las masas sociales y sus postulados.
Ha llegado la hora de estar por encima de los liderazgos que quieren alianzas atípicas, como también de aquellos otros que muestran renuencia a construir un gran frente popular contra el modelo económico, a sabiendas que posiblemente estemos ante nuestra última oportunidad de conseguirlo de manera pacífica.