Staff MARCHA / Xalapa, Ver.

Con un estadio repleto, con el corazón en la mano, fanáticos de Las Chivas y Tigres vivieron minuto a minuto la adrenalina de ver a los jugadores desgarrarse en la cancha para alcanzar la victoria de la Liga MX. No obstante, como en todos los finales, siempre hay quien pierde y quien gana.

Los rojiblancos anotaron en casa su primer gol en los primeros minutos del partido, los gritos, las lágrimas, la emoción y el enojo no se hicieron esperar.

La desesperación cundía a Ginac cada vez que fallaba un gol y en una de tantas se llevó una tarjeta amarilla, misma que fue sacada por el árbitro en varias ocasiones a más de un jugador por las faltas, empujones, jaloneos y demás.

40 millones de aficionados, tanto de Chivas como de Tigres, esperaban ver a sus equipos triunfando y aunque éstos últimos metieron un gol a escasos 15 minutos de concluir el partido, no fue suficiente para al menos empatar los dos goles que ya habían recibido de los rojiblancos.

Hubo empujones y gritos entre los jugadores de ambos equipos, algo como un conato de bronca se registró por varios minutos, cosa que por fortuna no pasó a mayores pues a pesar de que se calentaron los ánimos, los jugadores lograron contenerse.