Reflexión

PRENSA CRÍTICA, ACICATE PARA LA DEMOCRACIA

José



Pero si la consolidación económica de la prensa critica es indispensable e inaplazable, no debe entenderse como un embute para que se silencie, al contrario, es para que sea cada día más exigente
Todo parece indicar que el mejor remedio para sepultar a un país que lucha por ser democrático, o al menos, para tener un sistema con clara tendencia a ese propósito es sometiendo a la prensa crítica y orientando un exceso de prodigalidad para quienes le aplauden y aprueban todo. Así lo vemos, tanto en la televisión o en aquellos medios que festinan o festejan cualquier acto de quien ejerce el poder como si su función solo fuera la lisonja que cuesta y cuesta mucho al erario público, despreciando a quienes hacen de la crítica su mejor tarea, como es elevando la conciencia de la sociedad.

El presupuesto que se destina a ese fin mediático es descomunal y como existe la opacidad, siamesa de la impunidad, predomina un constate despliegue en las páginas de esos medios en tanto, a los que son medianamente críticos se les restringen los recursos económicos, recordando aquello que “no pago para que me pegues”, sin pensar que la mejor educación que puede tener un pueblo, es una prensa crítica que acicate a quien cumple una función pública para que lo haga mejor, de ahí que lo más saludable es que esa prensa crítica tenga todos los medios y que actúe con plena independencia para que la cultura política se fortalezca.

Lo servil, o el mucho incienso tizna más al santo, como se dice, y desestimula la acción crítica del ciudadano que es lo que debe estimularse para que, observando el quehacer político cuesta observar que no se aplaude al gobierno porque hace su tarea, sino que hay que cuestionarlo más, válgase la expresión, “que se crezca al castigo”, porque no hace más, es decir, que la crítica sea cada día más profunda de manera que sea vea a un pueblo, a través de la prensa reclamante y exigente.

Los vicios que se observan en este aspecto ofenden a la sociedad, pues informar que se construyó un hospital o que se construyó un medio de acceso, en un alarde de fiesta, no merece ningún aplauso, pues para eso se le
paga y se le paga bien, es más, hay que exigirle que haga más, porque es más lo que debe hacer.

Ello se logrará cuando la prensa crítica tenga capacidad económica que el Estado le prodiga para que sea una auténtica vigilante de su quehacer social, y que no aplauda o haga reconocimiento de ninguna índole, que para eso aceptó la oportunidad de ser sirviente del pueblo, de manera que se entienda que no es un gasto innecesario lo que se hace por la prensa, al contrario, es la crítica constante que no debe molestar, si existe la conciencia de que es una inversión para mantener despierta a la ciudadanía, es decir, que no viva en la modorra de la irresponsabilidad.

Pero si la consolidación económica de la prensa critica es indispensable e inaplazable, no debe entenderse como un embute para que se silencie, al contrario, es para que sea cada día más exigente, de manera tal que así se pueda desterrar la corrupción y la impunidad, sin embargo, eso no es todo, sino que la protección a quienes ejercen esa acción crítica, tiene que llevar a que el Estado brinde la más amplia protección a la persona y sus bienes, pues la función de difundir con amplitud los acontecimientos que se presenten, sirven para que, ojo avizor, cada día se escrudiñe más en las funciones de los servidores públicos.

Si se logra este propósito, la inversión que se haga en este aspecto, de ninguna manera se entenderá como un gasto o derroche, por el contrario, es para hacer efectiva la elevación de una mejor cultura democrática y hacer a la sociedad más exigente y reclamante, desterrando la mucha simulación y el engaño, en conclusión se puede afirmar sin hipérbole, que si el Estado no hace algo, pero ya, por la prensa crítica o los medios electrónicos responsables, muchos de ellos morirán por inanición como ya está sucediendo.

Diplomado en amparo y derechos humanos
limacobos@hotmail.com
Twitter @limacobos1