Nada Personal

Enrique Ochoa: Reza por el PRI

J.M. Pasado



Con perdón se ha dicho porque no hay que jugar con los nombres. Con las elecciones, sí
Cuando Luis Donaldo Colosio fue asesinado, hace 23 años, quienes querían reemplazarlo como candidato del PRI a la Presidencia de la República estaban imposibilitados o no les alcanzaban los apoyos ante el presidente Carlos Salinas.

Los primeros, Pedro Aspe y José Ãngel Gurría, secretarios de Hacienda y de Relaciones Exteriores, estaban impedidos como miembros del Gabinete porque faltaban menos de seis meses para las elecciones, algo que para ser un simple fanático, quien fue sentenciado como el asesino pareció haber medido con mucho conocimiento de la ley. Los otros, Fernando Ortiz Arana, presidente del PRI, y Emilio Gamboa Patrón, propuesto --¡qué despropósito!-- por el expresidente Luis Echeverría, no llenaban las expectativas de quien entregaría la banda presidencial menos de 10 meses después

Así que el agraciado fue Ernesto Zedillo, coordinador del programa de gobierno del candidato, impulsado por el poderoso jefe de la oficina presidencial, José Córdoba Montoya. Manuel Camacho estaba fuera por haber pretendido descalificar groseramente la candidatura de Colosio.

Zedillo lo tuvo bien claro. Al propio Salinas le dijo: “Antes, el Presidente escogía al sucesor. Ahora yo resulto el candidato por defaultâ€.

Hoy, por lo pronto aquí, en Veracruz, donde el PRI anda arrastrando la cobija, muy pocos quieren ser sus candidatos a presidentes municipales,
principalmente porque con objetividad no ven razonables posibilidades de ganar, ni hay, como antes, recursos de sobra para las campañas, y los pocos que hay están reservados para la adquisición de votos, la seducción de electores y la operación electoral. “No me importa quiénes votan ni cómo; me importan quienes cuentan los votosâ€, dijo José Stalin, que no era ningún adalid de la democracia.

Los mismo parece suceder en las preliminares de la sucesión presidencial. Sin candidato fuerte a la vista, ya se está considerando al exrector de la UNAM, José Narro Robles, de Coahuila, secretario de Salud y tan atractivo políticamente como doña Carmen Salinas.

En Veracruz, buscan con mayor interés las regidurías, que se reparten las tareas operativas con sus correspondientes presupuestos y utilidades marginales. O se promueven quienes con los gobernadores Javier Duarte y Fidel Herrera tenían puestos secundarios pero rentables y quieren protegerse con algo de inmunidad--impunidad.

Además, los senadores y diputados y líderes más relevantes quieren acomodar sus fichas para estar fortalecidos cuando el temporal amaine. Dudamos que eso sea suficiente para ganar.

Así que, ¡a rezar, amigo Enrique Ochoa Reza, a hacer honor al apellido!, con perdón se ha dicho porque no hay que jugar con los nombres. Con las elecciones, sí.

fin