Plaza Caracol

¡Replantear el patriotismo!

Helí Herrera



Nuestros conflictos internos son minúsculos en comparación a los que enfrentamos con el fascista Donald Trump
En la época posrevolucionaria no se han vivido unas elecciones presidenciales tan dramáticas como las que tendremos el próximo año, por el escenario de confrontación que tiene el país con el nuevo gobierno estadounidense.

Nuestros conflictos internos son minúsculos en comparación a los que enfrentamos con el fascista Donald Trump. Nuestra crisis económica, de suyo grave por la multiplicación de la pobreza, el desempleo, la inseguridad, contracción del mercado interno y dependencia del capital foráneo son menos peligrosos a las redadas, miedo, zozobra, angustia y desesperación de millones de compatriotas que ya están viviendo un infierno y lo peor, que amenaza con ponerse peor para todos ellos.

Así, como la historia mexicana nos ha enseñado, requerimos frente a estas tempestades que azotan de norte a sur nuestro territorio, de un liderazgo nacional inteligente, audaz, sereno pero a la vez firme, que sepa conducir a la nación sin poner en peligro nuestras endebles instituciones, pero con valor le precise al mandatario norteamericano hasta donde puede llegar, mostrándole con respeto pero con firmeza que su gobierno defenderá territorio y sociedad ante sus embates racistas y xenofóbicos.

No es menor la empresa. De allí que todos aquellos y aquellas que aspiren a la presidencia de la república deberán hoy mostrar no solo liderazgo sino capacidades, entereza y una visión de unidad en torno de todos aquellos que desean defender a México y los mexicanos; no ser sectarios sino incluyentes, porque debe entender que solo así podremos tener éxito en la defensa de los intereses nacionales.

¿Quiénes están dispuestos, de todos los que ya aspiran a la primera magistratura de México, de anteponer la patria antes que la agenda de su partido o sus ambiciones personales?

He allí el reto, porque se acabaron los tiempos de luna de miel con los gobiernos yanquis. Éstos siempre nos han expoliado pero lo hacían de manera tersa y diplomática, a valores entendidos con los expresidentes de la república del PRI y del PAN, pero nunca amenazaron a las empresas trasnacionales (que vienen a explotar nuestras riquezas naturales y fuerza de trabajo), con destruirlas si permanecen aquí; o que iban a gravar con impuestos especiales las remesas de nuestros familiares que laboran en Los Estados Unidos; o con razias contra ellos como antes Adolfo Hitler lo hizo con los judíos; o con mandar tropas a nuestro territorio que en esencia es el preámbulo, el aviso de una invasión (como siempre lo han hecho contra México en 1846 o 1914), en las que siempre hemos perdido.

No necesitamos un Antonio López de Santa Anna que les entregó más de la mitad de nuestro territorio porque se dobló ante ellos, sino alguien que se acerque, aunque sea a los tobillos de un Benito Juárez que cuando los franceses quisieron hacer lo mismo se toparon con el gran indio de Guelatao, que sin importarle que eran la primera potencia bélica en el mundo los enfrento, sabiendo conducir al lado de otros mexicanos lúcidos al pueblo y Ejército nacional, a pesar de haberse unido a los invasores mexicanos traidores.

A salto de mata, llevando la república en sus hombros, en medio de una pobreza terrible pero con un gran patriotismo mostró al mundo cuan fuerte puede ser un pueblo movido por sus ideales de paz, justicia e independencia. Por eso afirmo que, para las elecciones de 2018, no solo está en juego la presidencia de la república sino el destino de México. De allí la enorme responsabilidad de todos nosotros de saber por quien votar, y de aquellos que se postulen de mostrarnos de que están hechos y hasta donde están dispuestos a defender a la patria.

Y es que para entender el presente debemos ocuparnos y abrevar del pasado porque me parece que en algo no se cumplió con la tarea. En el caso concreto de éste
México estamos viviendo sin el menor contrato social. Hay un absoluto divorcio entre gobernados y gobernantes; el gobierno y los partidos políticos van por su lado y el país por otro, igual las fuerzas productivas, y es crucial que nos demos cuenta que se puede gobernar de manera distinta.

Requerimos un hombre o una mujer dispuestos a enfrentar este histórico reto, que este dispuesto a viajar a China para buscar con su gobierno tener un intercambio comercial, político, deportivo y cultural, tratando de convertirlo en nuestro socio principal, haciendo un lado a Los Estados Unidos, a sabiendas que éstos aceptarían de inmediato porque nada despreciable es para ellos aprovechar mas de 3200 kilómetros de la frontera que compartimos.

Un mexicano o mexicana que ante la amenaza del muro vaya a la Corte Internacional en La Haya exigiendo se revierta el Tratado de Guadalupe Hidalgo, por el cual se cedió más de la mitad de territorio mexicano a Estados Unidos, buscando abogados brillantes que lleven el litigio asegurándoles, amables lectores, que por lo menos retrasaríamos la posible construcción del muro (en lo que se va Donald Trump), mientras decide ese organismo internacional quien es el propietario real del territorio, pues nunca se pagó a México parte del dinero de esa supuesta cesión.

Urge un presidente o presidenta que conteste cada una de las baladronadas de Donald Trump, que no guarde silencio cuando éste dice que México no tiene control sobre los narcotraficantes cuando ellos no lo tienen sobre los millones de consumidores; que le exija (no pida), la nulidad de la segunda enmienda del 15 de diciembre de 1791 que le permite a los estadounidenses comprar sin restricción alguna miles de armas de alto poder para que las ingresen a México, y que son el motor de la violencia e inseguridad.

No puede ser, permítanme el ejemplo, que salgan mas respondones ciudadanos norteamericanos que nuestras actuales autoridades frente a Trump. Allí están las millones de mujeres que están saliendo a protestarle, las senadoras y senadores demócratas y republicanos que le exigen pensar antes de hablar, o los jugadores campeones del superbowl Martellus Bennett Devin McCourty, Dontá Hightower y Chris Long de los patriotas de Nueva Inglaterra que aparte de exigir “tiren el muro, yo amo a México” al término del histórico juego cuando entrevistaba la cadena Fox a Bennett (autor de la jugada que les dio el campeonato), sonando ese grito a todo el mundo, hoy manifiestan abiertamente frente a todos los medios de comunicación norteamericanos que, reiterando su posición frente a las acciones de Donald, no asistirán a la Casa Blanca a la ceremonia tradicional que el presidente de Estados Unidos hace año con año para con el equipo campeón.

Definitivamente requerimos un gobierno social demócrata de transición, que no se proponga a si mismo como la solución sino como una etapa de transición y este dispuesto a luchar por el cambio institucional, de rumbo y defendiendo los intereses nacionales frente al acecho imperialista. Mientras esto no ocurra vamos a seguir eligiendo no desde la democracia sino desde la partidocracia.

Hay que cambiar el Estado, tener esa voluntad de hierro para hacerlo y solo se puede hacer desde dentro, solo lo puede hacer un candidato o candidata dispuesto a encabezar un gobierno patriota donde primero sea México y su pueblo y al último México y los mexicanos, no entregado a Estados Unidos, pero tampoco a las élites económicas y religiosas de esta nación.

Los grandes liderazgos surgen ante las peores adversidades. Espero que eso ocurra en esta vilipendiada patria nuestra.


plazacaracol@hotmail.com

Twister: HELÍHERRERA.es