Reflexión

LA DIGNIDAD NO SE COMPRA CON DOLARES

José



Si bien esas alharacas tan comunes en la voz del Presidente electo han producido irritación en nuestro país y alterado al mundo, no menos cierto es que no le será fácil de ponerlas en práctica...
El primer acto de indignidad que sufre el país, por conducto de su representante legítimo el presidente Enrique Peña Nieto, fue aquel en que invita y recibe de manera oficial al candidato republicano, Donald Trump, precisamente en la residencia presidencial, dándole un trato de jefe de Estado, es decir, propiamente haciendo un reconocimiento tácito de que sería el que ganaría las elecciones, y todo para que en su propia cara le manifestara que se haría un muro para evitar que los narcotraficantes, ladrones y demás alimañas mexicanas fueran a su país a despojarlos de sus empleos.

Esa reiterada agresión verbal no encontró una respuesta inmediata, y no es hasta ahora que el presidente electo del país vecino –asume el poder el 20 de este mes- mantiene su postura ofensiva contra todo lo que huele a México cuando se responde que no se pagará por el tan anunciado muro, muro que por cierto no comenzará ahora, si no que ya tiene su tiempo construyéndose y que no se ha terminado, y que no ha servido de mucho porque las armas criminales que el imperio produce, como uno de sus mejores negocios, llegan a nuestro país con mucha facilidad, al igual que la droga que se trafica con éxito en ese país.

Si bien esas alharacas tan comunes en la voz del Presidente electo han producido irritación en nuestro país y alterado al mundo, no menos cierto es que no le será fácil de ponerlas en práctica, pues no hay que olvidar que precisamente fueron Estados Unidos e Inglaterra que apostaron por la globalización y al capitalismo salvaje, alimentando el consumismo en todos los órdenes y querer encerrarse ahora en una concha inexpugnable el riesgo es para muchas economías en desarrollo y las desarrolladas, porque si las naciones se unen para evitar que el dólar siga siendo el patrón de moneda de cambio, y se vuelve al oro, el imperio no podrá resistirlo y será una guerra económica de dimensiones incalculable.

Un cosa es el lenguaje tan displicente y con desgano de Trump y otra cosa será ponerlo en práctica, pues aunque tiene mayoría en ambas cámaras, no hará que se cimbre el mundo porque el primero afectado será su país pues ya en el ejercicio del poder, a los poderes fácticos que cuentan y cuentan mucho como dice la propaganda
oficial, que cada día son insaciables y que no podrán despojarlos de los diversos intereses que están inmersos, y los desparpajos que ahora escuchamos de Trump, se toparán con la realidad que no podrá cambiar de la noche a la mañana.

Qué bueno que Trump luche porque los 100 millones de desempleados -según estadísticas recientes- se ocupen, que encuentren acomodo con salario mínimo de 15 dólares, expulsando a los inmigrantes y amenazando a los empresarios para que inviertan solo en su país, lo que puede ser aceptable, sin embargo no pondera las consecuencias que traerá consigo, es decir, se cree dueño y amo de este mundo, que si bien cuenta con fuerte poder económico y militar, no podrá soslayar a China, Rusia, etcétera, sin analizar sus flaquezas internas que le pueden explotar en cualquier momento, sino cierra la boca o muestra más mesura, porque su causticidad no lo llevará a ningún lado, salvo desquiciar el sistema económico que el imperio ha creado para su enriquecimiento egoísta.

Ahora bien, si la embestida es contra su vecino –México-, que ha sido utilizado para detener la migración de los países del sur, es porque observó que quien está en la presidencia no tiene el carácter y el arrojo de un hombre de estado que saque el pecho y la cara, y conociendo sus debilidades, producto del nivel de corrupción -ya ocupamos el último lugar- se confía de que no hay una sociedad organizada, sin embargo, el despertar reciente ante el gasolinazo ha demostrado que las cosas no serán fáciles, y aunque hay prudencia la situación puede tornarse difícil e incontrolable.

Si pone a prueba al pueblo mexicano se llevará mayúscula sorpresa, porque la dignidad no se compra con dólares y quedó demostrado cuando se derrotó al imperio español, a los franceses, con Juárez y a las compañías petroleras con Cárdenas, en hora buena que se de esta situación, creando las condiciones para arribar al cambi social profundo, esto es, si Trump lleva al extremo su nacionalismo para que 100 millones de sus compatriotas tengan trabajo seguro y sueldo digno y suficiente, no hay obstáculo oponible para no hacer lo mismo.

*diplomado en amparo y derechos humanos
limacobos@hotmail.com