Reflexión
DEJARON HUIR A DUARTE Y ¿AHORA AL FISCAL?
José
El hecho de dejar huir al gobernador con licencia Javier Duarte, anuncia que también se dejará que el fiscal haga lo propio cuando, por elemental prudencia y cordura se le tiene que pedir que rinda cuenta de manera tal que responda por los actos de omisión en que incurrió al no integrar las diversas carpetas a que estaba obligado contra su ex jefe
La dignidad humana es algo imbíbito al ser humano, por eso, cuando se pierde o nulifica solo queda la bazofia, desecho humano, lo que es doloroso, más cuando se trata de un joven que es toda esperanza, pues la dignidad es lo único que queda en quien se es consciente del destino, y cuando se renuncia a él, ya no hay nada que hacer, se esfuma toda posibilidad de cambio.
El ministro de la Suprema Corte de Justicia de la nación , Vázquez del Mercando durante el gobierno del presidente Portes Gil, presentó su renuncia a ese cargo “por dignidad, -así lo manifestó en su escrito al senado de la república- ante los atropellos que se cometían contra los ciudadanos que habían sido amparados para impedir su destierro, sin embargo, al analizarse su dimisión el siempre obsecuente organismo colegiado le dijo: aceptase la renuncia pero no en los términos que la solicita, sino por indigno”, es decir, revirtió el escrito y la historia lo registra ahora como inusitado en un servidor público con vergüenza .
Lo anterior viene a colación porque con los acontecimientos que vive Veracruz se ha perdido la memoria e incluso el menor recato para hacer que las cosas se hagan bien y esto es grave, pues la desconfianza se está apoderando de la sociedad de manera que no se podrá creer en nada de lo que se diga o haga, supuestamente para cambiar, cuando todo es peor. Ninguna necesidad tendríamos de la zozobra por detener al gobernador con licencia si ésta no se hubiera aceptado e igual acontece con el fiscal, arraigarlo en el cargo y se tendrá, como dicen los rancheros, “a tiro de canate”
Si con toda pompa se anuncia la reforma a la constitución política del Estado para darle autonomía en todos los aspectos al fiscal – encargado de perseguir los delitos- para que deje de ser empleado del quien lo nombra y remueve libremente que es el gobernador en turno, y deja a la legislatura para que, por mayoría calificada lo designe, esto es para exigirle responsabilidad, sin embargo observamos que se pretende seguir el viejo sistema de imposición , lo que es una auténtica burla o mofa a la sociedad, ayuna de autenticidad y más aún cuando se viene presumiendo que se acabará la corrupción , siendo este un segundo acto de corrupción porque el primero lo fue la designación de la secretaria de Finanzas y planeación, en síntesis no actuamos como caballeros si no como lo que somos, farsantes y mentirosos.
El hecho de dejar huir al gobernador con licencia Javier Duarte, anuncia que también se dejará que el fiscal haga lo propio cuando,
por elemental prudencia y cordura se le tiene que pedir que rinda cuenta de manera tal que responda por los actos de omisión en que incurrió al no integrar las diversas carpetas a que estaba obligado contra su ex jefe, el gobernador electo, Miguel Angel Yúnes y del cúmulo de servidores públicos que están involucrados en desvío de recursos y mil fechorías que han zaherido la conciencia social y que tienen indignada a la sociedad.
Lamentable será por donde se le vea que un joven procurador de justicia del Estado ahora convertido en fiscal inamovible por nueve años y con autonomía plena, renuncie de manera irrevocable- más que nada irresponsable- para no hacerle frente, con dignidad y decoro al cargo que, a la mejor inmerecido, pero que está obligado a prestigiar y de no hacerlo evidencia plena complicidad y corrupción del gobierno que formó parte y que obviamente pactó su retirada, dejando un estigma abominable y de su ejemplo perverso.
Su escrito de renuncia no dice que es por dignidad, si no más porque generosamente no quiere ser factor de división cuando en su momento pudo haber sido factor de cohesión social y de no criminalidad, pues se demuestra que le tembló la mano para cumplir con su deber y ahora tendrá que pagar sus consecuencias, ya que no se puede permitir de manera irresponsable, que la legislatura, sumisa y abyecta acepte su retiro sin llamarlo a cuentas , o bien , se alege después que se ha fugado.
Vanagloriarse Luis Ángel Bravo en la forma que lo hizo, lleva a observar su falta de elemental prudencia jurídica para quien tuvo esa responsabilidad, cuando en todo caso debió de aceptar su derrota e ineficiencia en la función encomendada y aceptar dignamente, con humildad, que no estuvo a la altura de las circunstancias para actuar con la responsabilidad que tenía en el cargo de la más alta envergadura en el estado, cuando se había conquistado lo que siempre había anhelado y que ahora tiene, autonomía plena para hacer que se cumpla con las leyes existentes.
La actitud servil, lacaya y sumisa del ahora fiscal renunciante, lleva al extremo de, previamente, designar, por consigna, a un visitador general en la persona del licenciado Jorge Winckler Ortíz, como preludio de quien pudiera sustituirlo, lo que es de por sí aberrante y de plena abyección que no se puede aceptar en silencio, pues al menos que quede, para la posteridad que existieron voces de inconformidad porque, sinceramente, en la Legislatura, no se ve ni se siente la dignidad de la que hablaba el ministro Vázquez del Mercado.