“Yo soy secretario de Seguridad Pública, no opino sobre caprichos públicos ni personales" Arturo Bermúdez Zurita


Hay un grupito de jóvenes “políticos� que se iniciaron en esta actividad hace escasos once años, o menos, de la mano de un oscuro zorro cuya innegable habilidad para moverse en los terrenos más pantanosos de la grilla priista le permitió cristalizar uno de sus sueños: ser gobernador de Veracruz (aunque nos hizo mucho daño).
Estos jóvenes que debieron formar la nueva clase política -la generación que tendría que refrescar los cuadros de su partido para entrar al relevo de quienes por razón natural de la edad y el desgaste tenían y tienen que abandonar los espacios- aprendieron el ejercicio de la política de una manera equivocada, sucia, trastornada.
En primer lugar, irrumpieron en el escenario cuando el país vivía los primeros años de la alternancia; es decir, cuando el Partido Acción Nacional en la persona de Vicente Fox Quezada tenía la presidencia en sus manos y los gobiernos estatales priistas y perredistas se convirtieron en feudos propiedad de los gobernadores, obviamente, priistas o perredistas.
Estos imberbes políticos no han sabido comprender que cuando en Los Pinos despacha un presidente priista es él, y nadie más, quien toma las decisiones que competen al ámbito federal.
Por ejemplo, cuando se trata de procesos electorales federales es el presidente quien decide las candidaturas, posiblemente escuche sugerencias u opiniones de su secretario de Gobernación (el encargado de la política interna del país) o del líder nacional del PRI o de sus secretarios de Estado, en ese orden; y dependiendo de la fuerza política del gobernador priista en la entidad -y de cumplir con las ordenanzas del diseño presidencialista enviadas desde la capital- a manera de cortesía se le ceden algunas candidaturas, pero hasta ahí, el resto son palomeadas de El Señor Presidente.
Y si las candidaturas a las diputaciones federales para elegir a los congresistas que estarán en sintonía con el gobierno en su mayoría las decide el presidente de la República, pues, es de esperarse que el presidente personalmente determine, con mayor razón, una candidatura a gobernador de un estado.
Los muchachuelos aprendieron que los dineros que caen en las arcas del estado, aunque vengan de la federación, ya son de acá y se puede disponer de ellos con toda libertad para lo que sea, aunque traigan etiquetas. Y como en los tiempos del panismo nadie del gobierno federal se preocupaba por pedir cuentas a los estados, como una manera de corromper a los gobernantes, los dineros que estaban destinados para obras fueron a parar a las cuentas personales de estos benjamines, lo que hoy ya no puede suceder.
También aprendieron que la tarea de un operador político era la de negociar en el sentido estricto de la palabra (negocio), de comprar conciencias, voluntades y elecciones; una maleta repleta de billetes era suficiente instrumento para convencer al más necio adversario político. Los términos concertar, convenir, dialogar y acordar no están en su diccionario.
Jamás supieron que para militar en política, aspirando a ocupar importantes cargos tanto de elección popular como dentro de la función pública, se requiere tener una sólida cultura universal; usar el micrófono para compartir ideas, reflexiones profundas, improvisar cualquier tema con alguna maestría y no, únicamente, para decir tonterías exhibiendo la miseria de su inculto bagaje.
Todo esto viene a cuento porque tal parece que ese grupito de jóvenes incrustados en el poder no se dan cuenta que las condiciones políticas han cambiado, que el regreso del PRI imperial al poder es una realidad, que Veracruz ha dejado de ser un feudo y volvió a formar parte de la República.
Mucho cuidado porque el tiempo para tomar decisiones importantes se agota, el presidente Enrique Peña ha dado sobradas muestras de que con él al frente todo será como cuando el PRI ha sido gobierno, con las mismas reglas del juego.
Y quien no entienda estos señalamientos o no los quiera cumplir se irá quedando fuera de la realidad política mexicana.

PROCURACIÓN DE JUSTCIA

Javier Duarte de Ochoa trasladó al puerto de Veracruz su conferencia de los lunes, para hablar sobre el tema de la seguridad.
El mandatario, seguro de sí y de los logros alcanzados en su administración, informó a los reporteros que está decidido a garantizar el futuro de nuestra entidad, mediante una procuración de justicia eficaz y transparente.
Señaló que la procuración de justicia pronta es un reclamo recurrente de la sociedad, y que la certidumbre sobre